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Demon Slayer RPG

Kimura ChuuyaHazte la fama y échate a dormir.

Datos básicos
Edad: 26 años.
Genero: Masculino.
O. Sexual: Heterosexual.
Clase & Facción: Civilizan | Neutro
Profesión: Detective.
Habilidad: Sexto Sentido.

Nakahara Chuuya (Bungou Stray Dogs)

Fue = 5 + 0
Def = 5 + 0
Vel = 5 + 1
Per = 5 + 1
Fortuna = 5 + 2
Maestría = 5 + 2

Psicología

En general, su rostro refleja indiferencia. Aparentemente nada podría romper ese temple vanidoso que en sus ojos alberga; pocos son los que han visto su sonrisa, más pierde la cuenta de cuántos le han visto enojado; no hay nada que hacer, no es un hombre conocido por su paciencia, muy a pesar de su inamovible expresión. Falso es, tiene "mecha corta", son muchas las cosas que le hacen enojar, a niveles coléricos, pero no lo suficiente como para abogar por la violencia. Suele resguardarse en un lugar de calma cuando ya se ha cansado de gritonear, aquellos que han convivido lo suficiente con Chuuya saben anticipar cuándo se está por alterar su ánimo, y ya no es sorpresa para ninguno que eleve la voz hasta prácticamente quedarse difónico.

Fiel a pocos, más bien a sí mismo. Si bien es alguien que ha conocido el amor y la calidez de un otro, sigue con la mentalidad de protegerse a sí mismo antes que a nadie; pues su mejor aliado es su propio reflejo. Esto no significa que sea un traicionero por oficio, pero no esperes lealtad rápida de su parte; llegar a formar parte de su círculo de confianza es una ardua tarea, sin contar con su caprichosa forma de pensar en los demás. Al encontrarte con él, entenderás que en realidad se trata de un joven que ha aprendido a desconfiar fácilmente de los demás, escapar de los tratos que no le convengan, esquivar los problemas que pueda esquivar.

Atributos como la bondad o el entendimiento no le son ajenos; si bien es alguien que no se abre fácilmente a los demás, no negará extender una mano de auxilio si acaso le es requerida. No hace oídos sordos a los pedidos de socorro, aunque su entrenada intuición le hará saber si va camino a algo de poco provecho; por mucho que no termine de distinguir en qué sentido le hará arrepentirse. Cuida de los suyos, pero más que nada cuida de sí mismo, de su dinero, de su reputación, de su conocimiento. Después de todo, es un hombre que valora la información sobre cualquier otra cuestión.

Historia

Si bien su nacimiento fue producto de un fortuito encuentro entre su madre y un feudal con pocos escrúpulos, a cambio de que no heredar el apellido que le daría buena cuna, el trato fue recibir pagas lo suficientemente importantes como para mantener al niño con únicamente su madre. Una mujer que trabajaba como empleada doméstica, limpiando la habitación de un hombre casado, termino accediendo. Era joven, no sabía de otros métodos, sabía que el nacimiento del bebé no significaría nada para el progenitor, y no tenía la confianza de poder amar ella misma al producto de aquel abuso. Pero, ¿tenía opciones? Las tenía, pero carecía de la frialdad necesaria para darle la espalda a aquella pequeña criatura que alojaba en su vientre.

Así fue la infancia de Chuuya, un niño no del todo deseado, un error, un accidente. Si bien su madre no le trató como tal, la sociedad así le moldeó, con una educación primaria pobre, un nivel económico bajo (mas no carenciado) y pocos amigos. Una niñez dura, si lo comparaba con otras, si acaso conocía otras para comparar. Lo cierto es que Chuuya fue creciendo aislado del resto, como una paria de la sociedad, alejado del centro de atención, procurando siempre danzar en las sombras.

Desde tierna edad ya trabajaba, pues sólo eran él y su madre. Pronto, a sus jóvenes doce años, quedaría sólo él. Enfermedades incurables, salvo que se fuera de buena cuna, terminaron por abatir a una cansada y deteriorada madre. Fue entonces que el joven tuvo que arreglárselas para sobrevivir, en principio, con lo poco que todavía le quedaba. Sabía del trato que había intercambiado su progenitor, y por eso supo que no debía depender de él para seguir con su vida. Una cuota de orgullo, más que de compromiso a las reglas, pues entendía al hombre como un desentendido; no lo reconocería como su padre por conveniencia, y mucho menos por necesidad.

Algunos días sin comida, otros viviendo de limosnas miserables. Era una paria de la sociedad y finalmente el mundo le había dado un papel definitivo. O eso hubiera creído, pues en uno de los azares del destino conoció a quien, más adelante, se convertiría en su modelo a seguir. El viejo Fujita tenía un mal genio, pero vio en el joven de quince años una oportunidad única para redimirse. Le acogió, le nutrió de conocimientos que hasta el momento nunca hubiese imaginado, atendió sus necesidades y le enseñó el arte de la investigación; el sigilo y la importancia de la información. De cómo moviendo ciertos hilos, y dejando quietos otros, obtendría ganancias mucho mayores por el simple hecho de poseer un dato.

Y entonces, a sus veinte años, Chuuya emprendió un viaje. No en búsqueda de nada particular, o tal vez sí; una búsqueda personal, para encontrar su verdadero papel en la sociedad. Escondería su apellido, no por representarle una vergüenza, sino para hacerse un nombre por sí mismo. Honraria la memoria de su madre de otra manera, sobreviviendo en una sociedad despiadada, haciendo uso de las armas que ella le otorgó para hacerle frente al mismísimo destino. Y al mismo tiempo, usando las habilidades que el viejo Fujita le enseñó para doblegar ese destino, que tal parecía estar diciéndole que su única atribución para el resto del mundo, era morir como una paria.

extras

— Jamás lo admitiría en voz alta, pero le tiene aprecio a Fujita. Nunca preguntó un nombre, o mucho menos por la veracidad del apellido.
— En su rubro, el anonimáto es clave; por ello mismo, muchas veces utiliza nombres falsos o en clave. Anagramas de su propio nombre o simples objetos. Pocos conocen su verdadero apellido, ya que a cara de la sociedad, se hace llamar simplemente Chuuya.
— Fuma tabaco, un hábito que le pegó el viejo Fujita. No se considera adicto, pues puede estar varios días sin probar un cigarro. Pero reconoce que fumar le provoca calma.
— Mide 155 cm de altura, pero no es algo que le enorgullezca. Si se lo mencionan, se enojará con facilidad.
— Su actual vestimenta le fue otorgada por su maestro; antes de conocerle, nunca hubiera considerado que un sombrero le quedara bien.
— Pese a ser heterosexual, no tiene demasiado interés en las relaciones románticas o sexuales. Quizás por cómo fue su infancia, quizás porque no conoció a una mujer que le haga cambiar de opinión.
— No es alguien que hable de sí mismo o de su pasado; y por eso, cambiará de tema si se lo preguntan.
— Poseedor de un paladar dulce, pero también es su placer culposo. Su debilidad: el chocolate blanco.

Demon slayer

Expediente rechazado

Lo sentimos, pero no estás preparado para embarcarte en la aventura, coge tus cosas y busca a continuación tus errores, seguro que es puedes entrar el próximo intento en el barco.

1. Te faltan dos puntos por repartir entre tus stats.

en caso de tener dudas avisar al staff

Corregido, creo que ya.

Demon slayer

ficha aceptada

中也 | ID

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