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por **Kumoko** Jue Ene 21, 2021 5:57 am

Demon Slayer RPG

Kumokoお母さん、どこにいるの？

Datos básicos
Edad: 19 a. / 53 r.
Genero: Femenino
O. Sexual: Demisexual
Clase: Demon
Especialidad: Emisor
Memento: Arachne

Kumoko/Shiraori | Kumo Desu Ga, Nani Ka?

Fue = 10 + 7
Def = 10 + 1
Vel = 10 + 5
Per = 10 + 4
Técnica = 10 + 3
Sangre = 200 + 65

Psicología

Tras haber vivido por medio siglo como un vástago olvidado por la humanidad, no es de extrañar que su personalidad sea sumamente introvertida. Su única interacción con otro ser consciente ha sido con aquella que reconoce como “Madre”, así que cualquier acercamiento con otra persona es casi inexistente, y por lo tanto, que no extrañe encontrarse con una chica incomoda y difícil de entender. Es de pocas palabras, muy pocas, limitándose a frase cortas o ya de por si palabras sueltas. No conoce correctamente el concepto de modales o etiqueta, así que modos como el espacio personal o el tacto son completamente desconocidos. Además, su razonamiento es extremadamente simplista, por lo que no pierde tiempo tratando de pensar o comprender en demasía las cosas. ¿Amistades? ¿Qué es eso? En su pequeño y oscuro mundo lleno de telarañas solo existen tres tipos de personas: Comida, juguetes o enemigos.

Como toda niña pequeña que descubre el pasto bajo sus pies, el mundo fuera de su cueva es un universo completamente curioso a sus ojos. Escuchaba historias de la boca de su Madre, pero nunca deja de maravillarse de las cosas más pequeñas que ofrece esta tierra extraña a la que llaman Japón. El cielo mismo es una experiencia extremadamente estimulante entre sus facetas cambiantes. Si bien su rostro no es un abanico muy amplio, dentro de esa aparente apatía se esconden las emociones más puras. ¿El cielo es azul y luego rojizo y luego negro? ¡Que locura! ¿Qué son esas cosas coloridas en el prado? ¿Flores? ¡Wow! Es una chica curiosa, y al no entender muchos conceptos básicos en el comportamiento humano, no es extraño para ella hacerle un mar de preguntas al hombre que tiene debajo de ella antes de comérselo. ¿Inapropiado? Tal vez, pero ella no lo sabe.

Hay algo en particular en ella, y es que entre su timidez y su inexperiencia, hay una determinación que juguetea peligrosamente con la obsesión. No le gusta hablar con extraños, pero sabe que tiene que hacerlo para cumplir sus objetivos, así que habla sin rodeos y yendo al grano guste o no. Si quiere saber algo, hará lo que sea hasta encontrar una respuesta. Si quiere algo, moverá cielo y tierra hasta conseguirlo. Si algo no le gusta, pues si no puede comérselo entonces se asegurara de enterrarlo tan profundamente que jamás será capaz de verlo de nuevo… ¿Ven? Mentalidad simplista, pero determinada.

Sin embargo tiene un enorme defecto que, dependiendo de a quien tenga al lado, puede ser una tremenda debilidad… Y es su inocencia.

Su mundo hasta donde logra recordar se limitaba a su Madre, su cueva y las arañas a su alrededor, por ende, al desconocer conceptos como la mentira y el engaño la convierten en una chiquilla extremadamente crédula. Puedes decirle que la luna está hecha de queso y seguramente te creerá… Y luego te preguntará que es queso. Así es ella. Peligrosamente manipulable… A menos, claro, que quieran llevarla lejos de su objetivo. Si ella se da cuenta de que esta siendo usada o manipulada, no es de tomar venganza… Pero si la oportunidad está ahí, bueno, ¿Quién desaprovecharía tan divino regalo?

Historia

¿Alguna vez hubo vida antes de la cueva? No lo recuerda, pero Madre solía contarle historias de que alguna vez, hace mucho tiempo, tuvo un nombre, una casa en el mundo exterior e incluso una familia… ¿Y qué pasó?

“Se fueron, cariño. Eran malos, muy malos… Pero yo te encontré. Y hemos estado juntas desde entonces.”

De entre la bruma de sus memorias, a veces vislumbra una cabaña en un prado. Personas cuyos rostros se desfiguran y sus voces se desnaturalizan. Manos cálidas que alguna vez peinaron su cabello antes de ser encontrada por Madre. Gritos que se alejan mientras un ardor pica en tobillos que no estaban ahí.

“Todo está bien, mi niña. Ahora estamos juntas.”

Sí, es verdad. Tenía a Madre a su lado, así que todo estaba bien. La cueva era oscura y húmeda, pero era cálida en el invierno y refrescaba en el verano. El rocío entre las telarañas brillaba con el más tenue atisbo de luz, y el albor penetrante en los ojos de Madre le hacía compañía junto a los demás arácnidos. Sí, todo estaba bien. Y por un largo, largo tiempo, todo aquello fue su pequeño y pacífico mundo… Jugar con las arañas, divertirse entre los hilos, recibir los cándidos mimos de Madre, ¿Había algo mejor? Ella solía contarle historias de cosas llamadas “humanos” y como eran su alimento, de “cazadores” de los que tenía que cuidarse y otros nombres desconocidos como “rio”, “nieve” o “dulces”.

“¿No te gustaría verlos, mi pequeña?”

No. Realmente no. ¿Para qué? Madre era todo lo que necesitaba para ser feliz. De ella aprendía todo, de ella conseguía sustento, de ella recibía felicidad y amor. ¿Para qué salir? Siempre que hablaban de salir tenía pesadillas. Sueños que la aturdían. Y cada mañana al despertar no lograba recordar nada importante, además de un intenso terror que abrazaba cada fibra de su cuerpo… Así que dejo de hablar sobre el tema. Además, todo era mejor cuando era contado por Madre. Su voz la reconfortaba y le ayudaba a dormir.

“¿Y si algún día no estoy?”

Entonces saldría a buscarla. A veces Madre salía para buscar comida y algunos restos los traía para compartir con ella. Le había enseñado a comer. Le había enseñado a hablar. Le había enseñado a leer. Le había enseñado a tejer. Le había enseñado a cazar. Otras veces también salía para traerle juguetes, o incluso cosas extrañas como ropa o accesorios para el cabello. Esos eran lindos.

“Mi niña, si algún día desaparezco… ¿Iras a buscarme?”

…

Jamás entendió realmente el porqué, pero como si aquellas preguntas fueran la profecía que era incapaz de detener… Un día, sin previo aviso, Madre jamás volvió… Y tal como respondió aquella primera vez, ha estado vagando sin un rumbo específico, pero sí con un objetivo tan claro como el agua. No sabe por dónde empezar o cómo empezar a buscar, pero ha estado buscando a la entidad que reconoce como Madre desde entonces.

¿Qué es Madre? Madre es Madre, y debe encontrarla. Aunque se maraville por las sorpresas ofrecidas en el mundo exterior, aunque le cueste la eternidad misma, aunque deba dar su último aliento en su cabeza solo hay una única e inalterable misión…

Madre… ¿En dónde estás?

extras

— Alguna vez probó esa cosa marrón y dulce que llaman chocolate. Ahora es su nueva droga.

— Es muy buena tejedora y ha tomado cierto gusto a confeccionar ropa, especialmente kimonos.

— Además de su aversión natural hacia la luz del sol, siente sumo desagrado por las luces fuertes.

— Madre alguna vez le aconsejo que, si podía, ayudara a un cazador de alguna situación de muerte… Nunca está de más que uno de esos te deba un favor.

— Los rasgos que delatan su naturaleza demoniaca, en su caso particular, son su piel y cabello tan blancos como la nieve y que su parte inferior tiene la forma de una araña albina.

— Mide 1.83 mts. Madre le decía que cuando fuera más fuerte seguramente se volvería más bajita, llegando a medir quizás 1.58 mts e incluso podría usar esas cosas que llaman zapatos.

— Kumoko no es su verdadero nombre… En realidad no tiene nombre. Aquello es solo un título que le dio una de sus primeras víctimas una vez salió de la cueva.

— Le gustaría tener esa cosa que llaman "amigos", además quisiera aprender más sobre eso que se conoce como "novios"... Aunque Madre le dijo que eso último estaba prohibido.

por **The ugly** Jue Ene 21, 2021 2:32 pm

Demon slayer

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